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martes, 22 de septiembre de 2015


OPINIÓN PÚBLICA Y DEMOCRATIZACIÓN

Convengamos en dos cosas: La primera, atravesamos un proceso de democratización; segundo, este proceso de democratización está caracterizado, al menos, por la necesidad de unas instituciones del Estado y unas reglas de juegos más plurales.
Si la democracia como sistema político es un término tan difícil de definir (bien sea por su carácter universal y circunstancial; o bien por lo permanente y relativo de su noción), entonces, la democratización como instrumento para alcanzar una sociedad “democrática”, también adolece de las múltiples dificultades para su precisión y alcance.
Fuente: http://www.definicionabc.com/wp-content/uploads/Opini%C3%B3n-300x199.jpg


Como proceso, la democratización no tiene un final determinado y previsible, ni t
ampoco hay forma de saber cuánto tiempo dura. Por ejemplo, Venezuela: Para celebrar elecciones libres en 1958, previamente transitamos por dos gobiernos militares (López y Medina), una Junta Cívico Militar (Betancourt 1945-1948), un gobierno electo por sufragio universal (Gallegos, 1948), y un dictadura militar (Pérez Jiménez, 1948). Se suponía que aquel sistema que nacía en 1958 debía hacer instituciones plurales y fuertes, sin embargo, hoy estamos en el 2015 transitando por un nuevo proceso de democratización.
Como todo proceso de democratización, son muchos los actores involucrados: partidos políticos, gobierno, iglesia, sindicatos, medios… Y la opinión pública. Sus opiniones contribuyen, de una manera u otra, a elaborar consensos y acuerdos generales sobre lo que la democracia es; su esencia. Frente a la apropiación arbitraria de ciertos términos políticos, suele ser la opinión pública ese tribunal en el que esos conceptos son debatidos, aceptados y rechazados.
La crisis política que atravesamos no tiene precedentes. Además de estar en presencia de un gobierno abiertamente arbitrario, también ha sido capaz de adueñarse de conceptos esenciales sobre lo que la democracia es para el venezolano. La participación, la seguridad social, la política, las instituciones, el socialismo, el capitalismo, petróleo, participación protagónica, son nociones que el chavismo logró posicionar en el ideario colectivo. Y tuvo aceptación.
Si los sondeos son favorables, el 6 de diciembre habrá un voto castigo que producirá una Asamblea Nacional más plural. Pero eso no significa que habremos votado por una visión debatida y consensuada de democracia. El voto castigo será la expresión ciudadana de que esto no es la democracia que quiere Venezuela. Apenas será el inicio de un amplio debate sobre una visión distinta de democracia.
Hoy, cuando Venezuela clama por instituciones más plurales, corresponde a la opinión pública aportar los conocimientos, consideraciones, proyectos, para que este proceso de democratización sea lo más exitoso posible.

lunes, 17 de agosto de 2015

¿DE QUIEN ES LA CULPA, ENTONCES?
Recientemente el gremio de transportistas anunció el aumento del pasaje de 10 a 15 bolívares. Los choferes de busetas sostienen que se trata de una medida necesaria, pues, el costo de los repuestos, los cauchos y el mantenimiento de la buseta en general, han aumentado considerablemente. Aunque el Alcalde Jorge Rodríguez ha dicho que el aumento autorizado es de 10 a 13 bolívares, en la práctica los choferes de  “camioneticas” cobran el pasaje a 15 bolívares.  
Para quien anda “a pie”, este aumento representa un gasto diario de 30 bolívares, y mensualmente significa un gasto 1.000 bolívares, más o menos. El aumento se hace más oneroso para quienes viven en barrios, pues deben tomar “jeeps” que normalmente cobran entre 20 y 30 bolívares. Son 1.000 bolívares más, sólo en jeeps. Ya vamos por 2.000 bolívares mensuales en transporte.
http://confirmado.com.ve/conf/conf-upload/uploads/2015/06
Ciertamente, dos mil bolívares es un monto risible tomando en cuenta la inflación que enfrentamos. Sin embargo, para quien devenga sueldo mínimo ese monto significa casi un tercio de sus ingresos mensuales. Si el sueldo mínimo invertido en su totalidad es insuficiente para comprar todos los productos de la canasta alimentaria, imaginen, entonces, lo que implica tener que gastar únicamente dos tercios del sueldo.
Y del lado de los transportistas la situación no deja de ser dramática. El caucho que normalmente cuesta 20 o 30.000 bolívares, ahora cuesta  Bs. 80.000 o 100.000; mientras el chofer de buseta aumenta el pasaje en un cincuenta por ciento, el costo del aceite, las baterías, rines, los repuestos han aumentado en un 100 por ciento, y hasta más.  
¿De quién es la culpa, entonces?
Según el Correo del Orinoco (citando, a su vez, al Ministerio de Comercio), las pasivos de SIDOR son ampliamente mayores a sus activos; por falta de materias primas, la General Motors anunció las vacaciones adelantadas de más de 3.000 empleados; y la Federación Unitaria de Trabajadores del sector Automotriz de Venezuela ha alertado sobre el cese de operaciones de producción de vehículos por falta de materias primas y divisas. Son sólo algunos datos de cómo se encuentra el parque automotor en Venezuela.
En medio de la indignación que supone tener que gastar casi un tercio del salario mínimo en pasaje, no logramos recordar que la corrupción ha desangrado a nuestro país. Se robaron 25.000.000.000 de dólares y quebraron a todo el sector productivo,  y con mucha seguridad los responsables no son los choferes de busetas.
¿De quién es la culpa, entonces?

martes, 16 de junio de 2015

¿DESCENTRALIZACIÓN?
El pasado 3 de junio, en Gaceta Oficial número 6.184 Extraordinario se publicaron las reformas parciales de la Ley de los Consejos Locales de Planificación Pública y la Ley de los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas (CEPCPP).
En cuanto a la Ley de los Consejos Locales de Planificación Pública (CLPP), las modificaciones residieron en las funciones de los CLPP (artículo 6); la elección de sus miembros (artículo 7); y la responsabilidad del Alcalde por la no instalación del CLPP (artículos 29 y 30).
Por su parte, las modificaciones en la Ley de los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas sucedieron por lo que respecta a los integrantes del CEPCPP (artículo 8); sus competencias (artículo 10); y se agregan dos nuevos artículos referidos a la Sala Técnica como parte integrante del CEPCPP (artículos 16 y 17).
https://fundesmu.files.wordpress.com/2012/10/art-descentra.png
De acuerdo con la Constitución venezolana el Consejo Federal de Gobierno, los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas, y los Consejos Locales de Planificación de Políticas Públicas, son instancias para el diseño, coordinación, planificación y ejecución de políticas públicas en distintos niveles de gobierno. Además, cada una de estas instancias  se presentan como instrumentos que buscan, por un lado, una mayor participación del ciudadano en los asuntos públicos; y por el otro, promover y desarrollar la descentralización de competencias desde el Poder Nacional hacia los Estados y Municipios.
Ahora, a partir de la reforma parcial en la Ley de los Consejos Locales de Planificación de Políticas Públicas y en la Ley de los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas, es importante hacerse la siguiente pregunta: El Consejo Federal de Gobierno, los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas, y los Consejos Locales de Planificación de Políticas Públicas ¿Han contribuido con la descentralización en Venezuela? ¿De qué manera esas instancias involucran al ciudadano en los asuntos públicos?
Basta una simple lectura de la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno, la Ley de Reforma Parcial de los Consejos Locales de Planificación Públicas y la Ley de Reforma Parcial de los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas, para darse cuenta que: a) Ninguna de esas instancias  han contribuido con la descentralización en Venezuela; b) su organización interna favorece al centralismo; y c) Son estructuras altamente excluyentes, entre otras razones, porque la participación del ciudadano en estas instancias  sucede en la medida que éste comparte “valores socialistas”, de manera que, por argumento en contrario, quien no comparta estos valores, pues sencillamente no podrá insertarse en estas estructuras.
La intención del legislador es clara: La descentralización debe ser una política nacional, y atendiendo a ese espíritu, fueron concebidas las instancias del Consejo Federal Gobierno, los Consejos Locales de Planificación de Políticas Públicas y los Consejos Estadales de Planificación Coordinación de Políticas Públicas. Actualmente, esas instancias son estructuras que favorecen al centralismo en detrimentos de nuestros gobiernos  regionales y locales.

lunes, 8 de junio de 2015

LA DESCENTRALIZACIÓN COMO PROYECTO POLÍTICO
Nos olvidamos que somos un Estado federal descentralizado. En la histeria política que vivimos actualmente, la forma de cómo se organiza el Estado y su incidencia la vida social política y económica de nuestro país, ha cedido espacio frente a temas más “comestibles”. Tomando en cuenta la posible realización de elecciones parlamentarias para finales de este año, y además, el atraso generalizado de nuestro país en todos los ámbitos, es comprensible que la oferta electoral de la oposición esté centrada en los temas que más nos afectan: la inflación, el desabastecimiento, la inseguridad, etcétera.
Y una vez que se haya recuperado la Asamblea Nacional, los problemas del país seguirán ahí: la inflación, el desabastecimiento, la inseguridad, y además, habrá tensión política, negociaciones, acuerdos. Y así como muchos otros temas importantes pero “de intelectuales” universitarios, la discusión sobre la estructura organizativa del Estado venezolano volverá a quedar relegada.
¿Qué dirán nuestros parlamentarios cuando tengan que hablar en la Asamblea Nacional sobre las Leyes del Poder Popular? ¿Qué dirán cuando tengan que decidir sobre créditos adicionales para el Ministerio de la Comuna? ¿Qué dirán sobre la burocracia administrativa del Poder Ejecutivo Nacional y las estructuras político territoriales dependientes de él? Cuando el Presidente Maduro presente la memoria y cuenta ante el hemiciclo legislativo en el 2016 ¿Quién lo increpará -más allá de verborrea política-, con un discurso político de altura que reivindique a los Estados y Municipios?
La descentralización prevista en nuestro texto constitucional va más allá de la simple enunciación de cómo se organiza el Estado venezolano. Entre otros cometidos, la descentralización busca hacer más eficiente la burocracia administrativa, fomenta la participación ciudadana y procura el desarrollo armónico del Estado en su nivel nacional, regional y local. No hay duda: la descentralización consagrada en nuestro texto constitucional es un proyecto político; es el anhelo del constituyente por un Estado más eficiente y participativo en todos sus ámbitos.
Para bien o para mal, el PSUV tiene su proyecto político. Ineficiente, corrupto, burocrático, inoperante, pero lo tienen y en ese sentido han tratado de avanzar. La MUD, por su parte, ya sea por la pluralidad de partidos políticos que hacen vida en ella, o bien por sus diferencias internas, lo cierto es que no es posible distinguir una visión de Estado. Incluso, en las declaraciones de los dirigentes de la MUD es muy difícil apreciar una visión de país. Es cierto, hablan de la inflación, el desabastecimiento, la inseguridad, pero a muy pocos los he visto hablar de un proyecto político.
Yo creo en la descentralización como proyecto político. Ojalá que cuando se recupere la Asamblea Nacional se acuerden del artículo 4 constitucional. Los dejaría muy bien parados.
Jaime Merrick
@jaimemerrick

lunes, 18 de mayo de 2015


EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA
Hace días leí un artículo en internet (http://lavenezuelainmortal.com.ve) que conmemoraba el natalicio del ex dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez. El autor de ese artículo resaltó los méritos militares de Pérez Jiménez, su irrupción en el año 1945, los motivos que lo llevaron a dar el golpe de Estado en 1948, y la gran cantidad de obras inauguró durante su gobierno. Con intención o no, el autor de ese reportaje escribió una oda del ex militar andino; supongo que las desapariciones, torturas, represión y ajusticiamientos de los que fue responsable Pérez Jiménez no forman parte del homenaje a su natalicio.  
Pero lo más asombroso no fue el artículo propiamente, sino los comentarios que se derivaron de él: cerca de 200 o 300 comentarios, y todos ellos coincidían en resaltar a Pérez Jiménez no un como dictador, sino como el responsable de la modernización en Venezuela, sin hacer mayor consideración sobre su política de torturas y represión a la disidencia, por ejemplo. Sólo pude leer dos o tres comentarios en contra de Pérez Jiménez, los cuales eran refutados por los mismos foristas con el argumento de “los cuarenta años de democracia también reprimieron y mataron”.
Fuente: http://www.elquintopoder.cl/wp-content/uploads/2013/07/democracia.jpg
No hubo democracia, ni libre pensamiento de las ideas, ni universidades, ni desarrollo científico, ni obras de infraestructura; no hubo movilidad social, ni desarrollo económico, ni viviendas construidas. La democracia venezolana, cuando existió, fue eso: la nada, lo malo.
Los párrafos anteriores resultan bastante ilustrativos a los efectos resaltar la influencia de la democracia –con todas sus imperfecciones- en nuestra idiosincrasia. Necesitamos volver recordar que cuando tuvimos democracia, por muy breve que haya sido, logramos importantes avances económicos y sociales, y nuestras instituciones públicas funcionaron correctamente. No todo fue malo.
Hubo mucho progreso cuando hicimos las cosas bien.
Son muchas las causas, pero en algún momento fallamos. No fallaron los partidos, fallamos todos como sociedad.
Y hoy estamos urgidos de democracia, clamamos por ella.
Estamos urgentes de democracia porque nuestra idiosincrasia trae en sus espaldas la herencia histórica del populismo, la corrupción administrativa y la debilidad de nuestras instituciones, y mientras el tiempo transcurre, cada vez se hace más remoto los días en que el desarrollo económico y social en Venezuela estuvo cimentado en el respeto a las libertades individuales; y por el contrario, cada vez se hace más presente en nosotros el convencimiento de no poder lograr cambios pacíficos y civilizados, o la necesidad de un golpe militar que acabe con esto.
Al autor de ese artículo le puedo afirmar que el gobierno de Marco Pérez Jiménez fue mucho más allá de sus obras de infraestructura. Hubo mucho concreto, sí, pero no era una sociedad libre. Y no hay nada atrasado que una sociedad reprimida y sin libertad.  Como la nuestra.

lunes, 20 de abril de 2015

POLÍTICA Y CREDIBILIDAD. 

Convengamos en algo: el ejercicio de la política tiene como fin último la consecución del bien común, o al menos, materializar ciertos valores superiores  importantes para la sociedad. Alcanzar estos cometidos, en esencia, se logra a través del Estado y sus manifestaciones organizativas, es decir: el Poder Público.

Ahora, el ejercicio de la política (en su sentido más amplio), ese interés por alcanzar el bien común, requiere, además, de credibilidad. El ciudadano para creer en el político que se postula a un cargo de elección popular, debe percibir que éste es, digamos, coherente, solidario, consecuente. Lo mismo sucede con las instituciones del Estado: Su credibilidad depende del cumplimiento de sus funciones.  

Y en el fondo eso es lo que sucede en Venezuela: existe una gran crisis de credibilidad en el ejercicio de la política, ya sea por parte las instituciones del Estado y sus representantes, o bien por quienes dicen ser políticos. Los venezolanos, no creemos en aquellos que idealmente están llamados a contribuir con el bien común. 

Fuente: http://cdn.eluniversal.com/2015/01/23/unidad-mud23enero.520.360.jpg
No creemos en el Poder Judicial porque no juzga; no hay credibilidad en el Poder Legislativo porque no legisla; no creemos en el Ejecutivo porque no gobierna; y no hay credibilidad en los partidos políticos porque, entre otras razones, han sido incapaces de generar un discurso que conecte con nuestros problemas.  

Oposición y credibilidad.

Y la poca credibilidad que tiene la política en Venezuela, también salpica a la oposición venezolana. Es cierto, los partidos políticos de oposición han sido abiertamente censurados y satanizados por la mayoría de los medios de comunicación social que hay en nuestro país, pero aun así, hay otros factores que impiden que los partidos de la oposición se erijan como una opción real de gobierno.

Las disputas internas, la variedad de discursos que existe en la MUD, la ausencia de un programa de gobierno en materia política, social, y económica como propuesta a esta crisis, y la actitud oportunista de algunos dirigentes en querer postularse y acceder a cargos de elección popular, son elementos que contribuyen a la poca credibilidad de la oposición venezolana.

En este marco generalizado de poca credibilidad se insertan las elecciones parlamentarias. Sin instituciones ni liderazgo político creíble ¿En quién debemos creer? ¿Cómo se habla del voto como instrumento de cambio, si quienes están llamados a promoverlos no son creíbles, no generan confianza?

¿Cómo se le dice al chamo de 26 años que vive en Caracas, que vote por quienes fueron parte del mismo sistema político que parió a Chávez?

¿Qué tan creíble es el liderazgo de quien se empeña en postularse a Alcalde, Gobernador, y a Diputado una y otra vez?

Si la oposición dice abogar por el bien común de los venezolanos, quizá debería empezar por ser más creíble.

También puedes escuchar el audio de este artículo haciendo click: 





domingo, 5 de abril de 2015

NUESTROS PROBLEMAS BUSCAN DOLIENTES
Los problemas de Venezuela están ahí. Se palpa día a día; en las colas interminables para comprar productos esenciales; en la escasez de medicamentos; la inseguridad; la corrupción; el encarecimiento de los alimentos; la inflación; el aumento de la pobreza; no hay producción nacional. El país se siente sin rumbo e indignado. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDES-FMV),  para comprar todos los productos de la Canasta alimentaria se requieren 3 salarios mínimos.
El gobierno se muestra indolente ante los más necesitados. El rechazo es unánime.
Y en esa inercia de no saber hacia dónde nos dirigimos, buscamos frustrados que nuestros problemas tengan dolientes. Ya son más de 7 años desde la creación de la MUD, y hoy por hoy, es inaceptable que no haya un discurso político que conecte con el venezolano empobrecido. Reconozco que ha sido una dirigencia perseguida, encarcelada, humillada, y  que algunos de sus dirigentes merecen ser reconocidos. Aun así, han sido numerosos eventos electorales en los que ha participado la alianza opositora, y es frustrante no verlos como opción de gobierno. Muchos discursos a la vez; no generan confianza.
Fuente: www.el-nacional.com
La Salida, la constituyente, la renuncia, la transición. Ahora que estamos en un año electoral, unos abogan por primarias en todos los circuitos electorales y otros defienden los consensos. Los que repudian la salida electoral ahora quieren ser diputados por circuitos “salidores”; y los mismos que se postulan a gobernadores y alcaldes, ahora dirigen sus intenciones a la Asamblea. Eufóricos, dan por sentado que ganarán, pero no he escuchado a ninguno de ellos diciendo qué hacer si nos roban los votos, por ejemplo.
Muy pocos –o ninguno- de quienes aspiran a la reelección en la Asamblea han presentado balance de su anterior labor parlamentaria; y quienes aspiran por primera vez, no exponen cual será su agenda en la Asamblea.
Frente a la usual abstención que se presentan en estas elecciones, cualquier posibilidad de victoria de la MUD implica aumentar la participación de sus votantes habituales, y además, conectar con el chavista desencantado. Tarea nada fácil. No basta las alianzas y las primarias; el venezolano que adversa al gobierno ya no es un autómata que vota por inercia. Se requiere motivación, solidaridad, un discurso más popular y esperanzador.
Mientras tanto, ahí están nuestros problemas… en busca de dolientes.

jueves, 20 de marzo de 2014

UNA EXIGENCIA A LOS PARTIDOS POLITICOS

Los Partidos Políticos son las instancias por excelencia para la expresión y exigencia de reivindicaciones sociales, representan la pluralidad de pensamiento, promueven el diálogo entre los distintos sectores sociales y funcionan como conectores entre la sociedad y el Gobierno.

En Venezuela, pese a nuestra historia militarista, los Partidos Políticos han ejercido una labor fundamental en la construcción de la democracia. Durante la primera mitad del siglo XX, y operando desde la clandestinidad, fueron los artífices del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, denunciaron los excesos del régimen y se encargaron de canalizar el descontento popular y convertirlo en acciones concretas que culminaron en la instauración del sistema democrático de gobierno.

Actualmente, Venezuela atraviesa una profunda crisis social económica y política. Durante el último año los venezolanos hemos visto cómo los anaqueles se quedan sin comida, hemos sentido el impacto de la inflación en nuestros bolsillos, hemos sido víctimas directas de la inseguridad, hemos sido testigos la manipulación de los poderes públicos por parte del Presidente de la República.

Adicionalmente, en los últimos días las protestas sociales han dejado un saldo de 30 venezolanos fallecidos, más de 1.100 detenciones y al menos 25 casos documentados por violaciones de derechos humanos por parte de los órganos de seguridad del Estado venezolano. Criminalización de la protesta, detenciones arbitrarias, abusos, tortura, empleo excesivo de la fuerza, han mostrado la verdadera cara del Gobierno Nacional.

Consideramos realmente preocupante que, pese a la grave situación que atraviesa Venezuela, los Partidos Políticos no están cumpliendo el rol histórico que están llamados a desempeñar en la difícil crisis social, política y económica que vive nuestro país.
En las circunstancias actuales creemos que no es suficiente que los Partidos se limiten a hacer declaraciones oficiales en los medios de comunicación, ni a convocar a marchas los fines de semana. Los Partidos Políticos no pueden conformarse con ser simples espectadores de las protestas convocadas por los diversos sectores de la sociedad.

Hoy, los venezolanos les exigimos a los Partidos Políticos que asuman decididamente la lucha social y política para el rescate de la democracia venezolana. Les exigimos que lleven los mensajes de protesta a todos los rincones de Venezuela, que sean los verdaderos canalizadores de la protesta social, que difundan sus propuestas, que lleguen a esos venezolanos que son víctimas de la intimidación gubernamental y que hoy no protestan por miedo a represalias.

Los Partidos Políticos no deben limitarse a aparecer en las campañas electorales, su labor es continua y prolongada en el tiempo, por lo cual exigimos que desplieguen toda su maquinaria de militantes y voluntarios que normalmente usan para buscar votos en los comicios electorales, con el fin de cumplir su obligación histórica de acompañar y defender a los venezolanos en su lucha por la democracia.

Con estas exigencias, lejos de promover la llamada “antipolítica” o el llamado “antipartidismo”, buscamos rescatar la verdadera razón de ser de los Partidos Políticos, y lo hacemos pues consideramos que manteniendo una postura indiferente frente a la situación actual, los mismos Partidos están desvirtuando su función y su significado.¡Es su momento de reivindicarse con Venezuela!

Por estas razones es que hacemos un llamado a los dirigentes y militantes de los Partidos Políticos a que sean los canalizadores y difusores de las protestas en consejos comunales, cooperativas, sindicatos, estudiantes, gremios, en fin que lleven a todo el pueblo venezolano la protesta social y la acción política como la vía necesaria para el rescate de nuestra democracia.


@protestayaccion

domingo, 2 de marzo de 2014

INSTITUCIONES Y DIÁLOGO.


Hoy más que nunca, el valor de las instituciones como pilar fundamental del desarrollo y el diálogo cobra importancia en Venezuela. Y no es porque en Venezuela existan instituciones sólidas y confiables, sino porque justamente ese es uno de los tantos motivos por los cuales nuestro país mantiene los alarmantes niveles de conflictividad social. Basta con estudiar nuestra historia (incluyendo la colonial) para darse cuenta que las instituciones como instancias para dirimir conflictos sociales, han estado ausentes para el venezolano.
Recientemente, el gobierno nacional hizo una invitación a la llamada “Conferencia por la Paz”. A ella asistieron empresarios, diputados, alcaldes, gobernadores y distintos representantes de la sociedad venezolana. Todos hablaron en un ambiente de… cordialidad, crítica constructiva, de saludos protocolares, reflexiones televisadas. Realmente, parecía genuino. El objeto: abrir el diálogo entre los distintos sectores de la sociedad.

Ahora bien, así como la protesta es el instrumento de lucha democrática por excelencia, por su parte, el diálogo es el medio  indiscutible que emplean las sociedades para procurar entendimiento frente a visiones divergentes. Usualmente, el diálogo requiere de interlocutores válidos para que las partes antagónicas superen sus diferencias o alcancen acuerdos consensuados, cuyo rol, comúnmente, es ejercido por las instituciones. La iglesia, las universidades, los poderes públicos son ejemplo de instancias institucionales facilitadoras de acuerdos.

En las actuales circunstancias de efervescencia social, ¿Cuál sería esa instancia institucional capaz de propiciar entendimiento entre el gobierno y la oposición? ¿Los poderes públicos? ¿Los mismos que son responsables de la impunidad, los altos índices delictivos, la corrupción, los abusos policiales, las violaciones de derechos humanos, fraude electoral? No hay diálogo sincero cuando los promotores del diálogo son la causa y consecuencia del desmembramiento institucional del país. Hay que ser enfáticos: no es posible el diálogo con Rodriguez Torres, Ortega Diaz, Iris Valera, Diosdado Cabello. No puede hablarse de la soga en casa del ahorcado.

¿La iglesia, las universidades? ¿Las mismas instituciones que el gobierno ha vilipendiado para justificar sus desaciertos y su discurso de división social? Han sido numerosos los improperios que el gobierno le ha dedicado a la Conferencia Episcopal, y mucho “gas del bueno” han recibido las universidades, para creer  que el gobierno reconocerá a esas instancias como medios facilitadores de acuerdos.


Hoy, cuando Venezuela clama por diálogo, pareciera no haber espacios institucionales para su desarrollo. Ya sea porque arrastramos la desgracia histórica del personalismo, o porque el gobierno se ha encargado generar un discurso cargado de odio y división, lo cierto es que Venezuela requiere de instituciones para el diálogo, la fraternidad y la unión.


domingo, 27 de octubre de 2013

EL PLEBISCITO DE CAPRILES.


El pasado lunes 21 de octubre, Henrique Capriles dijo en una Asamblea de ciudadanos en Caracas que las próximas del 8D debían convertirse en un plebiscito (http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/131021/capriles-el-8d-debe-convertirse-en-un-plebiscito).

 Pero ¿Qué es un plebiscito? ¿Por qué Capriles dijo eso?

Usualmente se emplea el plebiscito para aludir al voto popular de aprobación o rechazo, que generalmente recae sobre aspectos vinculados, a actos políticos o decisiones tomadas por el gobernante.

Venezuela viene de atravesar unas elecciones presidenciales de resultados cuestionables y cuyo margen de “victoria” a favor de Maduro fue muy estrecho. De manera que, después del 16 de abril quedan en pugna dos modelos de liderazgo que buscan terminar de consolidarse. Y son las elecciones municipales el evento electoral que permitirán a Capriles como a Muduro medir el impacto de su liderazgo en la política venezolana.

En el caso de Capriles, cuando dijo que estas elecciones debían convertirse en un plebiscito, lo hizo en referencia a Nicolás Maduro. Es decir, que la votación en los municipios este 8D, sea el reflejo de un descontento nacional caracterizado por una corrupción  gubernamental descarada, altas cifras de criminalidad y una grave crisis económica, cuyo responsable directo es Nicolas Maduro.

Sin embargo, las venideras elecciones también significan un plebiscito para Henrique Capriles. No ganar las alcaldías previstas por la MUD (aproximadamente entre 100 y 120), y una baja participación de la oposición, son factores que pondrían en duda su liderazgo en lo interno de la oposición. Debe tenerse presente que históricamente las elecciones municipales están marcadas por cifras de regular participación, que sumado al complejo y poco motivador panorama que vive el país actualmente, podrían terminar generando resultados pocos satisfactorios para la MUD.

Ahora, considerando la tradición personalista de nuestro país ¿Es gratificante ver a Capriles recorriendo a Venezuela sirviendo de portaaviones? En lo absoluto. Precisamente, verlo levantarle la mano a cualquier cantidad de candidatos a Alcaldes, me hace recordar al propio Chávez años atrás. Al final (con sus abismales diferencias), se trata de un liderazgo que trata de ser endosado a otra persona.

Sobre la base de la pregunta anterior ¿Hubiese tenido Capriles otra alternativa? Simplemente no. Es decir, habiéndose erigido como una figura nacional en la política venezolana, naturalmente, ahora trata de consolidar su estatus de líder en cada evento o suceso político de envergadura nacional para nuestro país.

No estoy de acuerdo con el carácter plebiscitario que tienen las elecciones municipales del 8D por dos razones muy sencillas: La primera de ellas, su carácter personalista. Y en segundo lugar, el carácter plebiscitario de estas elecciones, lejos de fortalecer a los liderazgos locales, los disminuye, los ensombrece, los reduce a una mano levantada y a una foto en la valla de una autopista, a la foto retocada en una computadora, a una propuesta vacía que aboga por el “cambio” o por el “trabuco del progreso”.
Pero no hay duda, el 8D serán unas elecciones plebiscitarias.


… Y también será el plebiscito de Capriles.

domingo, 13 de octubre de 2013

APROXIMACIÓN A LA DESCENTRALIZACIÓN

Escribir este artículo no fue fácil. En lo absoluto.

Quizá estas líneas debieron estar dedicadas a lo acontecido en la Asamblea Nacional el pasado martes 9 de octubre, y expresar mi más profundo repudio a ese modelo de hacer política que se personifica en las cabezas del Ejecutivo y Legislativo de la República; ellos, que son la humanización de la decadencia ciudadana usurpando (literalmente) cargos públicos; los rostros de la descomposición institucional en Venezuela. Debí escribir sobre ellos  y lo que significan en términos éticos para el país.

No fue fácil, pero lo hice…

Por el contrario, creo que es una labor infinitamente más positiva, hurgar en nuestra historia sobre aquellos aspectos que nos dan “densidad histórica”, como diría Mario Briceño Iragorri.

Es por ello que continuaré escribiendo –al igual que mis dos artículos anteriores-, sobre la descentralización en términos históricos para Venezuela.

En el artículo anterior di una aproximación, entre otros aspectos, del porqué de esa discusión entre lo federal y lo central, mencioné cuales fueron los textos constitucionales que en el siglo XIX se aproximaban a un modelo centralizado o  descentralizado de organización estatal, e insinué algunas causas que motivaron al fracaso de las banderas federales y centrales en aquella centuria.

Ahora bien, para finales del siglo XIX, y con los textos constitucionales de 1874 y 1.881 promovidos por Guzman Blanco, se inicia la consolidación definitiva de la centralización del poder político en Venezuela.

Así las cosas, Venezuela inicia el siglo XX con la recién sancionada Constitución de 1.901, decretada por Cipriano Castro. Al texto constitucional de 1.901, sucedieron las reformas de 1.904, 1.909, 1.914, 1.922, 1.925, 1.928, 1.929 y 1.931, todas ellas durante la dictadura de Juan Vicente Gómez. En esas primeras tres décadas del siglo XX, el proceso de centralización fue abierto y cada vez más acentuado. La  modificación de la división político territorial, elecciones indirectas para la elección del cargo del Presidente, la reducción y ampliación del período presidencial, la unificación de las Fuerzas Armadas, la ampliación de materias reservadas al Poder Nacional, fueron mecanismos empleados al inicio del siglo XX para acentuar la organización centralizada del Estado venezolano.  
La Constitución de 1.936 contempla un amplio catálogo de materias reservadas al Poder Nacional, producto de la centralización progresiva ocurrida durante el régimen de Juan Vicente Gomez.  Posteriormente, la Constitución de 1.945 consolida definitivamente el modelo de Estado centralizado en Venezuela, al decretarse la nacionalización de la justicia. Con el texto constitucional de 1.953 nos convertimos en República de Venezuela, siendo eliminado el vestigio federal de “Estados Unidos de Venezuela”.
Sobre la centralización y descentralización en las Constituciones del 61 y del 99, nos aproximaremos la semana que viene.



sábado, 5 de octubre de 2013

DOS IDEAS


El siglo XIX significó para Venezuela el inicio de un intenso debate político y jurídico, que incluso nos acompaña hoy en día: federación versus centralismo.

Asimismo, conviene decir que el inicio de esta diatriba tiene dos grandes causas. La primera de ellas, obedece a la propia organización administrativa que caracterizaba a la Venezuela colonial: la provincia y el cabildo fueron instituciones en constante pugna durante la colonia, cuyas diferencias se acentuaron en el siglo XVIII. La provincia, por un lado, era la representante de los de derechos de la corona española en  territorio americano;  el cabildo, por su parte, fue la instancia en la que los blancos criollos defendieron sus interese políticos, sociales y económicos en aquella época.

 La segunda causa que favoreció la discusión entre un modelo de Estado federal o central, reside, justamente, en el surgimiento del federalismo como doctrina política y forma de Estado, el cual sirvió de referente para resaltar sus virtudes, debilidades, y conveniencia para nuestro país.

Durante el siglo XIX, fueron federales los textos constitucionales de 1.811, 1.864, 1.874, y el de 1.893. Por su parte, centralistas podrían catalogarse  las Constituciones de 1.819, 1.821, 1.857, 1.881. Asimismo, a las Constituciones de 1.830 y 1.858, se les atribuye el carácter de centro-federal, por conservar una organización del Estado Unitario, pero con reconocimiento de las autonomías provinciales.

Uno y otro modelo de organización del Estado,  tuvieron fervorosos adeptos. Defensores del centralismo fueron Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Juan Vicente Gonzalez, Carlos León, Alejandro Urbaneja. Exponentes de la causa federal fueron Cecilio Acosta, Juan Germán Roscio, Ezequiel Zamora, Julián Viso.

Aun cuando en el siglo XIX Venezuela obtuvo su independencia, es importante recordar que también fue una época de guerras montoneras, caudillismo, golpes de Estado, de profunda inestabilidad económica, y ante esa circunstancia, la adopción de un modelo federal  o central, no significó por sí mismo la solución a las dificultades que atravesaba Venezuela en aquél momento. Por el contrario, la demagogia y el populismo se escudaban en las banderas de uno u otro modelo para acceder al poder político. 

Ambos modelos tenían sus virtudes plasmados en sus Constituciones, pero no tuvieron vigencia efectiva. El siglo XIX venezolano orbitaba sobre dos grandes ideas, enarboladas por muchos caudillos, y lo único vigente era la letra muerta de nuestras Constituciones.

¿Qué sucedía, entonces? ¿Qué se escondía detrás de la debilidad de nuestros textos constitucionales?

Las respuestas son múltiples. Sin embargo, un factor  que puede ayudar a contestar la interrogante planteada, pasa por precisar que ni el centralismo ni el federalismo abogaban por reivindicaciones sociales importantes; era un debate apasionante entre los intelectuales, y la excusa del caudillo para alzarse en armas. 

Lo anterior, sumado a una población mayoritariamente analfabeta,  y a un Estado sin tradición institucional, evidentemente hizo de las Constituciones del siglo XIX letra muerta, con independencia del modelo que se hubiese pretendido implantar.



FEDERACIÓN DESCENTRALIZADA. LA COLONIA




El artículo 4 constitucional, establece que Venezuela es un “Estado federal descentralizado en los términos consagrados en esta Constitución”. Mucho ha sido debatido sobre la contradicción o redundancia de lo “federal descentralizado”. Sin embargo, dicho artículo tiene su porqué; sus causas históricas, jurídicas, políticas; reivindicaciones todavía no realizadas.

Por ello, los próximos artículos estarán dedicados a hacer una aproximación de la evolución de la descentralización en nuestro ordenamiento jurídico. ¿Por qué hablar de la descentralización, hoy? Precisamente, frente a un gobierno evidentemente centralista, ante la  precaria la situación de los Estados y municipios en términos de autonomía, y dada la proximidad de las elecciones municipales del 8-D, aportes como los que se pretenden, siempre redundan en contribuciones positivas, y evitan por el contrario, ser cómplices (necesarios) de la histeria política que vivimos actualmente.

Frente a lo anteriormente expuesto, el origen de las primeras formas de organización descentralizada en Venezuela, las encontramos en la Provincia y en el Cabildo de la colonia, a través de las cuales giraba gran parte de la vida política, económica, administrativa, militar y de gobierno de la Venezuela colonial.

Respecto a las Provincias, estas representaban la estructura organizativa a través de la cual España mantenía unificada sus dominios en Hispanoamérica. A ellas les correspondía los asuntos propios de cada territorio, y se encontraba a cargo de  un Gobernador, quien ejercía funciones militares, administrativas y de gobierno. Era designado a través de la Real Audiencia para proteger los dominios de España.

Con respecto al Cabildo, esta era la estructura originaria de la Venezuela colonial. Una vez conformada la Provincia, esta se dividía en ciudades, cuyos asuntos diarios eran discutidos en El Cabildo, en cuyo seno se debatían las cuestiones económicas y políticas la vida colonial venezolana.

En el caso de Venezuela, el Cabildo se erigió como instancia fundamental en el orden social de aquellos tiempos, motivado a dos grandes causas. La primera de ellas, es que Venezuela no revestía especial importancia en aspectos políticos y económicos para la Monarquía española, como sí la tenían, por ejemplo, México, Perú, Santo Domingo, Argentina. Dicha situación favoreció al ascenso de los blancos criollos, quienes no sólo eran los representantes de los cabildos, sino que también ejercían el poder económico.

La segunda gran causa de la importancia del Cabildo en la colonia, se deriva como consecuencia de lo sostenido en el párrafo anterior. Y es que frente a la displicencia de la corona española por los asuntos de la Provincia de Venezuela, los blancos  criollos adquirieron un rol fundamental en los asuntos económicos y políticos de la época, interés que defendieron vehementemente.

No nos extrañe, entonces, por qué fue Venezuela la cuna de la independencia hispanoamericana: Con una instancia política de participación e influencia -como era el cabildo-, y sumado a un dominio económico ejercido sin mayores cuestionamientos por parte de la Monarquía, simplemente era cuestión de tiempo para que las ideas de la revolución francesa calaran en los criollos venezolanos. El resto es historia…