sábado, 2 de noviembre de 2013


VENEZUELA ES UNA BOMBA DE TIEMPO

El título de este artículo se lo debo a los comentarios de unos compañeros de trabajos, con quienes he tenido la oportunidad de conversar sobre la situación de Venezuela.
Pareciera que el país está en una debacle sin vuelta atrás.

Económicamente, somos altamente dependientes de las importaciones: No somos capaces de producir rubros tan básicos como granos, azúcar, carnes, textiles; en fin, somos una economía de puerto. Incluso, la gasolina, cuyo abastecimiento en todo el  país no debería tener inconvenientes dada nuestra condición de país petrolero, hoy en día la importamos desde Colombia. A lo anterior, se agrega una inflación anualizada que ya supera el 50 por ciento, y el desabastecimiento generalizado de productos de primera necesidad. Simplemente, estoy resaltando uno de tantos aspectos que inciden en nuestra devastada economía.

Socialmente,  somos un país en altamente conflictivo, caracterizado por constantes demandas sociales como vivienda, reivindicaciones laborales, condiciones hospitalarias, infraestructura y vialidad, el colapso de los servicios de agua y luz. Asimismo, somos un país con uno de los índices de violencia más altos del mundo, y  además, atravesamos una profunda crisis penitenciaria.

Y políticamente, Venezuela es un país desmembrado institucionalmente, con altos índices corrupción, sin posibilidad de diálogo, con un discurso político de Estado excluyente, paquidérmico, burocrático.
Pareciera que sobre las circunstancias antes descritas, el país está encaminado hacia un desenlace de resultados lamentables para todos los venezolanos. Pareciera, que la mecha esta bomba de tiempo es muy corta, y puede explotar en cualquier momento.

Sin embargo, la actual crisis económica, social y política que atravesamos, no es nueva. Al menos, han sido 8 años de innumerables casos de corrupción, expropiaciones al sector privado, el discurso del apátrida, escuálido, pitiyanquis de despilfarro petrolero, de más de diez mil fallecidos por víctimas de la violencia, sin independencia de poderes públicos, represión, demagogia, populismo. Desde este punto de vista, la mecha ha sido extremadamente larga, y hemos aguantado mucho.

Lo que me preocupa de lo que vivimos ahora como venezolanos, no es lo insostenible de esta situación, sino algo mucho peor: que nos hayamos acostumbrado a esto; me da temor que así como las sociedades se acostumbran al progreso y al desarrollo, también se acostumbran a esto que vivimos actualmente. 

Venezuela es una bomba de tiempo, y en esta incertidumbre, no sabemos si estamos frente a los últimos días de este gobierno, o bien frente a una sociedad acostumbrada al subdesarrollo…