miércoles, 26 de diciembre de 2012

PARA MI GENERACIÓN

El 16 de diciembre fue la muestra de lo difícil que es construir un liderazgo...en las regiones.

Eso que llamamos UNIDAD; por la que votamos en febrero, pues, parece un cascarón hueco, en el que nuestro único consuelo pareciera haber sido la victoria de Enrique Capriles. Y en vísperas de un inminente cambio de gobierno, eso que llamamos generación de relevo, renovación política, cede en importancia...y lo relegamos a un segundo plano.

Y la verdad, fue muy grave lo que sucedió. Es incuestionable el ventajismo electoral; que la fecha propició la abstención; que la aparición del cancer en el Presidente originaría un apoyo sentimental en las bases chavistas; y que incluso, aun en el escenario más optimista, perderíamos la mayoria de las gobernaciones. Pero fíjense, no miramos la paja en el ojo ajeno, y sucedió algo más grave: esos liderazgos que se presentaban como la alternativa del cambio; esos, que criticaban con tanta dureza al chavismo sin gestión regional; esos...perdieron.

A la UNIDAD se le olvidó ser UNIDAD como proceso político y como propuesta de país; como propuesta de una Venezuela para los 23 Estados de la República. Y para mi generación, esa del 85' pa acá y que ya puede acceder a cargos de elección, es más dolorosa  la situación: simplemente porque somos la generación de relevo, y seguimos viendo cómo se quieren manejar las candidaturas en las regiones como una barajita de beisbol que pueden intercambiarse entre sí.

Venezuela no es Caracas, y no progresaremos como propuesta de país si no existen liderazgos regionales emergentes que sustituyan a los eternos liderazgos. No podemos seguir teniendo candidatos "toderos" para alcaldes, gobernadores, y diputados; ni candidatos eternos en los llanos; ni familias dinásticas. O renovamos, o seguiremos siendo más de lo mismo.

Quizá este mensaje deba ser no para el ciego que no puede ver, sino justamente para aquel que pudiendo ver, sencillamente permanece con los ojos cerrados.

Simplemente no podemos pedirles a los Romer en Carabobo; a Andrés Velasquez; a Luis Lippa; y en general a los eternos candidatos a diputados/alcaldes/gobernadores, que por un actitud de generosidad política, den paso a las nuevas generaciones. Simplemente no lo harán. Pero nosotros, sí podemos tomar la decisión de hacer algo, y asumirnos como lo que somos: el futuro hecho presente.