Mostrando entradas con la etiqueta desarrollo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta desarrollo. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de agosto de 2015

¿DE QUIEN ES LA CULPA, ENTONCES?
Recientemente el gremio de transportistas anunció el aumento del pasaje de 10 a 15 bolívares. Los choferes de busetas sostienen que se trata de una medida necesaria, pues, el costo de los repuestos, los cauchos y el mantenimiento de la buseta en general, han aumentado considerablemente. Aunque el Alcalde Jorge Rodríguez ha dicho que el aumento autorizado es de 10 a 13 bolívares, en la práctica los choferes de  “camioneticas” cobran el pasaje a 15 bolívares.  
Para quien anda “a pie”, este aumento representa un gasto diario de 30 bolívares, y mensualmente significa un gasto 1.000 bolívares, más o menos. El aumento se hace más oneroso para quienes viven en barrios, pues deben tomar “jeeps” que normalmente cobran entre 20 y 30 bolívares. Son 1.000 bolívares más, sólo en jeeps. Ya vamos por 2.000 bolívares mensuales en transporte.
http://confirmado.com.ve/conf/conf-upload/uploads/2015/06
Ciertamente, dos mil bolívares es un monto risible tomando en cuenta la inflación que enfrentamos. Sin embargo, para quien devenga sueldo mínimo ese monto significa casi un tercio de sus ingresos mensuales. Si el sueldo mínimo invertido en su totalidad es insuficiente para comprar todos los productos de la canasta alimentaria, imaginen, entonces, lo que implica tener que gastar únicamente dos tercios del sueldo.
Y del lado de los transportistas la situación no deja de ser dramática. El caucho que normalmente cuesta 20 o 30.000 bolívares, ahora cuesta  Bs. 80.000 o 100.000; mientras el chofer de buseta aumenta el pasaje en un cincuenta por ciento, el costo del aceite, las baterías, rines, los repuestos han aumentado en un 100 por ciento, y hasta más.  
¿De quién es la culpa, entonces?
Según el Correo del Orinoco (citando, a su vez, al Ministerio de Comercio), las pasivos de SIDOR son ampliamente mayores a sus activos; por falta de materias primas, la General Motors anunció las vacaciones adelantadas de más de 3.000 empleados; y la Federación Unitaria de Trabajadores del sector Automotriz de Venezuela ha alertado sobre el cese de operaciones de producción de vehículos por falta de materias primas y divisas. Son sólo algunos datos de cómo se encuentra el parque automotor en Venezuela.
En medio de la indignación que supone tener que gastar casi un tercio del salario mínimo en pasaje, no logramos recordar que la corrupción ha desangrado a nuestro país. Se robaron 25.000.000.000 de dólares y quebraron a todo el sector productivo,  y con mucha seguridad los responsables no son los choferes de busetas.
¿De quién es la culpa, entonces?

miércoles, 5 de agosto de 2015

EL HURACÁN VIVIENTE
Un huracán viviente. Esa fueron las palabras del ex presidente de Uruguay, José Mujica, al referirse sobre Hugo Chávez.  Y elogios como el de “Pepe” Mujica, también lo han hecho los Presidentes de Brasil, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Cuba y las islas del Caribe. Todos ellos han sido o fueron los mayores beneficiarios de la petro diplomacia venezolana en estos 16 años. Y los países que no son muy afectos al discurso bolivariano, simplemente callaron o voltearon la mirada frente a los desmanes del gobierno bolivariano.   
Dice muy poco de Sur América cuando algunos dirigentes y ex presidentes admiten que Hugo Chávez representó/significó un cambio en las relaciones diplomáticas en este continente. Para América en general, sus organizaciones internaciones e instancias de integración, debería resultar muy vergonzoso recordar que el país más corrupto de la región haya sido tan influyente en las relaciones latinoamericanas durante más de una década.
http://www.vtv.gob.ve/
El deterioro paulatino de las instituciones venezolanas, la eliminación de cualquier intento de independencia judicial, el cierre de medios de comunicación, el aumento de la polarización política, la conflictividad social, el surgimiento de una nueva clase política corrupta, el dominio absoluto de los Poderes Públicos, y el estrangulamiento de la descentralización y la autonomía financiera de los Estados y Municipios, todo eso ocurrió mientras el barril de petróleo llegaba a niveles estratosféricos.
Hasta se llegó al absurdo de reunir a todos los presidentes en Cuba para hablar de democracia…allí.
De la misma manera que el petróleo fue usado para acabar con cualquier dejo de democracia y desarrollo en Venezuela, de esa misma manera el huracán viviente concibió las relaciones internacionales en la región. Si bien era imposible replicar el experimento bolivariano en toda América, sí hubo éxito en buscar países solidarios (o al menos cómplices) con el gigante bolivariano a cambio de petróleo barato. El resultado: al menos treinta y cinco mil millones de dólares invertidos en diplomacia petrolera durante el periodo 2000-2012 (EL NACIONAL: http://www.el-nacional.com/print/armas-cadivi-chavez-divisas-extranjero-negocios_de_Venezuela_y_Rusia-regalos_0_347965389.html).
Mucha solidaridad…y mucho silencio.

Mientras Mujica elogiaba al huracán viviente, simultáneamente el gobierno uruguayo anunciaba la venta de doscientos treinta y cinco mil (235.000) toneladas de alimentos a Venezuela, por un monto de trescientos millones (300.000.000) de dólares. Arroz, leche, queso, pollo y soja, son los productos que venderá Uruguay a Venezuela para aligerar la escasez alimentaria que atraviesa nuestro país. Sí, Venezuela en estos dieciséis años exportó, además de petróleo, una forma miserable de hacer política.

sábado, 14 de marzo de 2015


PETRÓLEO Y ATRASO


En 1922 explotó el pozo petrolero Barroso N° II en la ciudad de Cabimas, Estado Zulia. Durante nueve días el petróleo salió del subsuelo sin parar. Con este hecho confirmábamos al mundo nuestro potencial energético. A partir de ahora, el oro negro o excremento del diablo (dependiendo si queremos darle una connotación positiva o negativa al rol del petróleo en Venezuela) se convertiría en eje central de las cuestiones sociales, políticas y económicas de nuestro país.


Fuente: www.Venelogia.com
En 1939 el escritor norteamericano Clarence Horn escribió un artículo sobre la situación política y social en Venezuela. Diecisiete años después del “reventón” de Barroso N° II, Horn se preguntaba a dónde se fueron los ingresos provenientes del petróleo; dónde estaban las vías de comunicación, las obras de infraestructura, los hospitales, el sistema de seguridad social; por qué para 1939 la clase trabajadora seguía viviendo en casas hechas con bahareque y techos de palma de moriche, al tiempo que sufrían de sífilis, lepra y malaria. El escritor norteamericano no dudó en responder las preguntas que él mismo se hacía: Esos ingresos se fueron a los bolsillos de Juan Vicente Gómez y sus seguidores (párrafo tomado del libro Venezuela Política y Petróleo, escrito por el ex presidente venezolano Rómulo Betancourt en 1967).


Así como Horn se indignaba de cómo el petróleo benefició a unos pocos durante la dictadura de Gómez, de esa misma forma nos sentimos hoy, en el 2015: Más que indignados, nos sentidos asqueados. Después de tanto petróleo, Venezuela es un ejemplo de cómo invertir los ingresos del Estado para debilitar sus instituciones y empobrecer a sus ciudadanos. Somos un país que depende de lo que producen otros países, la agricultura está abandonada, el sector industrial está paralizado; un salario paupérrimo; un sistema de salud carente de insumos e infraestructura; una educación poco competitiva; alta tasa de criminalidad; y unas instituciones catalogadas la más corrupta de América Latina y una de las menos transparente en el mundo (Transparencia Internacional).


Pero ¿A dónde se fueron los ingresos del petróleo en estos últimos 16 años?: Esos ingresos se fueron a los bolsillos de quienes hoy hablan socialismo y patria; en proyectos ficticios; empresas de maletín; sobornos y lealtades; importaciones con sobreprecio; peculado y excentricidades oficiales; cuentas bancarias secretas. Según el Banco Central de Venezuela, han sido más de quinientos mil millones de dólares lo que Venezuela ha recibido por concepto de ingresos petroleros. Y de acuerdo con declaraciones del ex ministro de Finanzas, Jorge Giordani, la corrupción en Venezuela es responsable de la fuga de veinticinco mil millones de dólares, por lo menos.


Han podido ser autopistas, escuelas, hospitales, grandes obras de infraestructura, modernización de la Administración Pública y sus instituciones; el fomento de la descentralización...nada de eso sucedió y hoy somos un país profundamente atrasado.


Quizá nuestra clase política no ha entendido que el petróleo, lejos de ser un instrumento para sumirnos en el atraso, debe contribuir a nuestro desarrollo.
Jaime Merrick
@jaimemerrick

sábado, 25 de enero de 2014


QUÉ ES LA DEMOCRACIA PARA NOSOTROS?

En reportaje de fecha 22 de enero, el diario de circulación nacional El Universal cita el Informe del año 2014 de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. En dicho Informe, Venezuela aparece catalogadas entre las "democracias ficticias", motivado a la ausencia de poderes públicos independientes, ventajismo electoral, la ausencia de estado de derecho y la violación sistemática de derechos humanos.

Incluso para el lector escéptico que no cree en las organizaciones de derechos humanos porque se aferra al liderazgo de alguien que ya no existe, el debate es pertinente para plantear la siguiente interrogante, ¿Qué es la democracia para el venezolano del 2.014?

¿Cuáles son las causas que nos impiden construir un discurso político sobre el Estado de Derecho, el fortalecimiento institucional, la independencia de poderes públicos?

Por el contrario, ¿por qué el mesianismo, la demagogia y el populismo han sido columna vertebral de nuestra historia? (por cierto, cada vez menos republicana).

¿Sabemos realmente qué es el Estado de Derecho?

¿Por qué no valoramos la independencia de nuestros poderes públicos?
Como venezolanos, ¿sabemos qué son los derechos humanos? ¿Por qué no los defendemos? ¿Por qué permitimos su violación sistemática?
¿Sabemos qué son las instituciones, y cómo se vinculan con el desarrollo?
¿Qué es para nosotros la democracia? ¿Mercal? ¿Cadivi a 6,30 y mi cupo de 400 dólares? ¿Es únicamente elecciones? Y ¿dónde queda el ventajismo electoral?

¿Y la libertad de expresión?

Si como sociedad no hemos podido amalgamar un discurso político sobre nuestras carencias más básicas (papel higiénico, leche, inseguridad, desabastecimiento, impunidad), imagínense lo complicado que debe ser hablar a la sociedad venezolana –de cualquier sector- de Estado de Derecho o independencia de poderes públicos.

Involucrados en esta dinámica política tan dañina, socialmente hemos perdidos esos valores que cimientan el desarrollo de los países, y en cambio, nos adentramos en la dinámica de la subsistencia del presente. Y así, los jóvenes venezolanos, por ejemplo, nos hemos convertido en una generación que sobrevive al presente. Nuestra cotidianidad y sus carencias nos impiden pensar en futuro...  y nos acostumbramos.

Ojalá las preguntas antes planteadas formen parte de un discurso político a largo plazo que asuma y entienda el valor de las instituciones como instrumentos de desarrollo.


Mientras eso sucede, sigamos en la expectativa de cuándo activarán el cupo Cadivi/Sicad para "raspar" la tarjeta de crédito, y hagamos las respectivas colas para buscar papel toilette.

domingo, 19 de enero de 2014



LENGUAJE Y FORMAS DEL DESARROLLO


Si algo ha entendido muy bien este gobierno, es el empleo de los símbolos y del lenguaje para hacer sustentar su proyecto político. El menoscabo sistemático de la independencia de los poderes públicos; la descalificación hacia la oposición; la política económica de control estatal; las llamadas Leyes del Poder Popular; la política gubernativa a través de las Misiones; los mensajes hacia la Fuerza Armada Nacional;  en fin, detrás de la intervención del gobierno en tantas áreas, hay un lenguaje político empleado para justificar todas esas arbitrariedades.

Las miserias más bajas del venezolano han sido usadas ampliamente por el gobierno a su favor, convirtiéndolas en un discurso cargado resentimiento y división social. Es imposible desligar tantos abusos sin analizar el discurso justificativo de estos y cómo ha calado en nuestro ideario colectivo.

Sustentado sobre los párrafos precedentes, socialmente hemos asumido –con naturalidad o no- el lenguaje del “apátrida”, del “escuálido”, de la “burguesía parasitaria”, del “masburro”, del “chavista de….”, de lo “bolivariano”, del “imperio”, del “nocaut fulminante”…y así, otros tantos epítetos.

Hoy estamos ante un momento de cambio en Venezuela. De eso no hay duda. Y uno de los tantos retos que enfrentamos aquellos que deseamos un país verdaderamente distinto, es precisamente, transformar y crear un nuevo lenguaje político. Es imposible entender el desarrollo en Venezuela si no transita por un discurso gubernativo que fomente la institucionalidad, el respeto de la ley, el sosiego, el entendimiento, la conciliación, el diálogo. Es decir, al igual que el subdesarrollo, el desarrollo tiene su lenguaje y sus formas.

Las próximas generaciones tenemos y tendremos que lidiar con un lenguaje oficial altamente conflictivo, pero que progresivamente debe ser transformado por uno más positivo. Tarde o temprano, cuando esta generación o las próximas asuman el poder político, la acción gubernativa debe estar acompañada de un lenguaje sencillo, neutral y lo más inclusivo posible.

El lenguaje del subdesarrollo habla de culpables, resentimientos, se aferra a un pasado cada vez más lejano; actúa por la fuerza, divide, ofende, excluye. El desarrollo, en cambio, habla en conjunto, piensa en futuro, actúa, concilia, media, entiende, tolera, incluye.

El lenguaje del desarrollo no convence de buenas a primeras a las sociedades impacientes como la nuestra; no es el tentador discurso de la inmediatez populista en busca de culpables y responsables. Al igual que la paciencia, el desarrollo es un árbol de raíces amargas pero de frutos muy dulces.


…el desarrollo tiene su lenguaje y sus formas. 

lunes, 13 de enero de 2014



LOS M.I.N.T Y VENEZUELA

El 6 de enero de este 2.014, la agencia noticiosa BBCMundo ofreció un reportaje sobre las posibles promesas económicas mundiales para los próximos 20-30 años: México, Indonesia, Nigeria y Turquía (MINT, por la abreviación de sus palabras). De acuerdo con el mencionado reportaje, la composición poblacional, la situación geográfica y su estabilidad económica, hacen que esos países tengan una posición beneficiosa para su desarrollo en los próximos 30 años 

Igualmente, según el reportaje objeto de comentarios, cada uno de esos países tiene desafíos que atender en las próximas décadas. México, por ejemplo, debe resolver sus problemas de corrupción y de seguridad; Indonesia, tiene el reto de mejorar su infraestructura interna; Nigeria, debe resolver problemas institucionales vinculado a la corrupción, y proveerse de una adecuada infraestructura energética; y Turquía, conciliar sus problemas de política interna vinculado con su postura religiosa. Combinar religión y desarrollo, ya de por sí representa un gran reto.

De los párrafos precedentes, resalto de los M.I.N.T dos aspectos que me parecen fundamentales: 1) Son países que se vislumbran y piensan en futuro; y 2) más allá de sus desafíos, pareciera que existe la voluntad de superarlos. Me parece clave.

Venezuela, por su parte, cierra el 2.013 con más de 20.000 homicidios; inflación de56%; una canasta alimentaria que se equipara al salario mínimo (es decir, trabajas para comer, para más nada); y un Estado con las cifras de corrupción más elevadas de toda América Latina. Y lo peor del caso, es que pareciera no existir voluntad de encontrar solución al respecto; no hay acuerdos políticos, no hay diálogo, no hay planes. Simplemente vivimos en la dinámica propia del subdesarrollo.

Mientras los países que se agrupan bajo el acrónimo MINT se vislumbran en 30 años como economías emergentes, Venezuela sigue aferrado al etéreo debate ideológico; la manipulación absurda de los hechos históricos; del populismo como política de Estado. Mientras los MINT ven hacia el futuro, Venezuela mira y se aferra al pasado; hoy somos el ejemplo palpable de las oportunidades perdidas.

Así como las sociedades se acostumbran al desarrollo, creo que también asumen culturalmente los males del subdesarrollo.

domingo, 24 de marzo de 2013

INSTITUCIONES=DESARROLLO


Unos de los grandes retos que afrontará Venezuela en los próximos años, será el fortalecimiento de sus instituciones democráticas. Por una razón muy simple: cuando tenemos instituciones democráticas sólidas e independientes, eso se traduce en progreso y bienestar para sus ciudadanos. O dicho de otro modo: no hay desarrollo sin instituciones democráticas fuertes.

 Según el Observatorio Venezolano de la Violencia, para el año 2012, fallecieron en Venezuela 21.692 personas. Igualmente, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), desde el año 2.002 hasta el 2.013, ha existido una disminución progresiva de empleadores en el sector privado. Y de acuerdo con Transparencia Internacional, Venezuela es el país con el índice de corrupción más elevado en América Latina.

Las cifras mencionadas, reflejan la situación de nuestro país en distintos ámbitos: un país con altos índices de criminalidad, con una disminución progresiva del sector privado para generar empleo, sumado además, a una Administración Pública corrupta.

Asimismo, los datos citados no sólo indican la situación de nuestro país en aspectos  sensibles a la calidad de vida y bienestar del ciudadano (que por sí mismos ya son preocupantes), sino que también demuestran que detrás de esos problemas, también existe una debilidad institucional como causa y consecuencia de los mismos. Es decir, tenemos altas cifras de criminalidad, entre otras causas, por el alto porcentaje de impunidad existente; los altos índices de corrupción evidencia la incapacidad de la Contraloría General para sancionar al funcionario corrupto; y la disminución progresiva de nuestro sector privado, viene acompañado de instituciones  que no fomentan el emprendimiento y condiciones económicas de favorables para el ciudadano.

¿Qué sucede, entonces, cuando la democracia y sus instituciones dejan de velar por uno de sus fines esenciales, como es el de procurar bienestar para sus ciudadanos? ¿Qué pasa cuando el ciudadano comienza a percibir las instituciones democráticas como parte de una dinámica miope y excluyente de sus necesidades? Cuando eso sucede, comienza a generarse en el ciudadano un sentimiento de insatisfacción por las necesidades no cubiertas, y con ello, cuestionamientos y pérdida de confianza hacia la propia democracia, caldo de cultivo para la demagogia y el populismo.

Justamente, entre los años 60 y 80, ese breve período histórico durante el cual Venezuela experimentó importantes avances en materia de desarrollo social y económico, estuvo acompañado de instituciones sólidas e independientes que cumplían cabalmente su rol. Y cuando esas mismas instituciones comenzaron a fallar,-hacia los 80 y hasta nuestros días-, la democracia también comenzó a fallar, lo que  produjo un desmejoramiento progresivo de la calidad de vida del ciudadano, ocasionando numerosas y profundas crisis (políticas, económicas, sociales).

El fortalecimiento de nuestras instituciones se nos presenta como un tema transversal, y  las dificultades que hoy atravesamos en términos sociales y económicos, están asociadas directamente a la debilidad de nuestras instituciones públicas.

Desde el punto de vista institucional, Venezuela está en su nivel más bajo. Y para avanzar juntos como país y sociedad, es necesario promover el fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas.