miércoles, 11 de marzo de 2015


BUSCANDO SOLUCIONES IDEALIZADAS

Recientemente, la agencia noticiosa BBC publicó un reportaje sobre la crisis argentina. Particularmente, el artículo en cuestión trata de explicar qué se esconde detrás de la expresión “…Argentina no es un país normal”, popular en el ciudadano de ese país. La razón de esa creencia social –sugiere el artículo- tiene como causa la construcción histórica respecto de lo que fue Argentina en el siglo XX y lo que es Argentina en siglo XXI; es la Argentina próspera del siglo XX, el granero del mundo; prosperidad que vino acompaña por el ideal de un argentino patriota, cívico, trabajador, discurso oficial fomentado en todos los órdenes sociales.
Fuente: Wikipedia. 
Actualmente, la muerte del Fiscal Nissman, la crisis económica y los escándalos de corrupción en Argentina han alimentado esa creencia de que “Argentina no es un país normal”. El artículo de la BBC da entender que detrás de esa “anormalidad”, hay una aspiración de estabilidad sobre la construcción de aquella Argentina fuerte. Es la añoranza por el pasado; por lo que fueron y ahora no son.
Venezuela no escapa a esta realidad. También hemos creado estereotipos socialesmuchas veces contradictorios-, y hoy, cuando atravesamos una crisis económica, social y política sin precedentes, también idealizamos la manera de superar esta crisis.
El mito de la independencia heroica y el haber asumido que somos la tierra de Bolívar y otros próceres (discurso oficial promovido con mucho ahínco en estos 15 años); el Juan Bimba del siglo XX, como el estereotipo del venezolano con sombrero de paja y camisa arremangada, saqueado por los gobiernos de turno y al mismo tiempo heredero de las glorias independentistas del siglo XIX, pero trabajador y echado palante; la añoranza de la clase media por el “ta’ barato dame dos” de los años 80; todas esas construcciones sociales de una u otra manera inciden en cómo aspiramos salir de esta crisis.
Muchos sugieren que para salir de Maduro hay que volcarse a las calles como lo hicieron en Serbia, y con frivolidad hablan de un Caracazo en tercera persona (los muertos los ponen otros, pero no yo); y otros tantos deliran con que un ala militar se subleve e imponga una junta de transición que convoque a elecciones libres; o simplemente la culpa es los partidos políticos hambreadores, por ejemplo. La verdad, es que no somos Serbia, ni estamos en el año 57 del siglo pasado, ni los partidos políticos son extranjeros culpables de nuestros males.
Somos Venezuela, con un proceso histórico que no nos ha permitido construir instituciones políticas fuertes; con profundas diferencias sociales; y para salir de esta crisis, lejos de buscar soluciones estériles e inmediatas, debemos apostar por cambios duraderos y definitivos.
No creo en juntas de transición y deploro hablar de venezolanos muertos en tercera persona. Creo, por el contrario, en cambios cívicos, sin traumas ni muertos; apuesto cambios que hablen de futuro y que no sean expresión del resentimiento por lo pasado.
@jaimemerrick

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