LOS M.I.N.T Y VENEZUELA
El 6 de
enero de este 2.014, la agencia noticiosa BBCMundo ofreció un reportaje sobre las
posibles promesas económicas mundiales para los próximos 20-30 años: México,
Indonesia, Nigeria y Turquía (MINT, por la abreviación de sus palabras). De
acuerdo con el mencionado reportaje, la composición poblacional, la situación
geográfica y su estabilidad económica, hacen que esos países tengan una
posición beneficiosa para su desarrollo en los próximos 30 años
Igualmente,
según el reportaje objeto de comentarios, cada uno de esos países tiene
desafíos que atender en las próximas décadas. México, por ejemplo, debe
resolver sus problemas de corrupción y de seguridad; Indonesia, tiene el reto
de mejorar su infraestructura interna; Nigeria, debe resolver problemas
institucionales vinculado a la corrupción, y proveerse de una adecuada
infraestructura energética; y Turquía, conciliar sus problemas de política
interna vinculado con su postura religiosa. Combinar religión y desarrollo, ya
de por sí representa un gran reto.
De los
párrafos precedentes, resalto de los M.I.N.T dos aspectos que me parecen
fundamentales: 1) Son países que se vislumbran y piensan en futuro; y 2) más
allá de sus desafíos, pareciera que existe la voluntad de superarlos. Me parece
clave.
Venezuela,
por su parte, cierra el 2.013 con más de 20.000 homicidios; inflación de56%;
una canasta alimentaria que se equipara al salario mínimo (es decir, trabajas
para comer, para más nada); y un Estado con las cifras de corrupción más
elevadas de toda América Latina. Y lo peor del caso, es que pareciera no
existir voluntad de encontrar solución al respecto; no hay acuerdos políticos,
no hay diálogo, no hay planes. Simplemente vivimos en la dinámica propia del
subdesarrollo.
Mientras
los países que se agrupan bajo el acrónimo MINT se vislumbran en 30 años como
economías emergentes, Venezuela sigue aferrado al etéreo debate ideológico; la
manipulación absurda de los hechos históricos; del populismo como política de
Estado. Mientras los MINT ven hacia el futuro, Venezuela mira y se aferra al
pasado; hoy somos el ejemplo palpable de las oportunidades perdidas.
Así como las sociedades se acostumbran al
desarrollo, creo que también asumen culturalmente los males del subdesarrollo.
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