¿Y LAS CONDICIONES
ELECTORALES JUSTAS?
Sabíamos que iba a pasar. En un año electoral,
un país tan convulsionado y un gobierno impopular, lo que debe sorprendernos son
unas elecciones justas. De manera que la modificación de los circuitos
electorales para beneficiar al partido de gobierno son unas de las tantas
arbitrariedades que ocurrirán hasta el día de las elecciones parlamentarias. Y
te diré más: También sucederán arbitrariedades durante el acto electoral y
después de su culminación.
Guarimbas financiadas por el gobierno, detenciones
a dirigentes políticos, saqueos programados, más guerras económicas, aumento de
la escasez y la inflación, hastío generalizado. Eso es lo que viene.
Ahora, el problema no es lo que vendrá, sino
precisar cómo la oposición asumirá unas condiciones electorales adversas y
abiertamente favorables al gobierno. Ese es el meollo del asunto. Imaginemos
que el día de las elecciones gana la oposición, y sin embargo, el gobierno
desconoce los resultados de forma grosera (cuestión que tampoco debería
sorprendernos). ¿Qué haremos? ¿Cómo elaboramos un discurso popular no sólo para
solidarizarse con el ciudadano, sino también para exigir condiciones electorales justas?
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Querer asimilar la crisis venezolana a través
de la vía electoral es un gran riesgo. No hay duda que el voto es el camino
menos traumático para dirimir los conflictos sociales y políticos que padecemos
actualmente, es verdad. Ahora, mientras más se recrudece el desabastecimiento y
el costo de los productos básicos aumenta desproporcionadamente, la
conflictividad social irá en aumento, lo cual pudiera generar consecuencias
impredecibles.
Voto y crisis.
Para el momento en que las elecciones parlamentarias
se realicen, Venezuela tendrá una inflación cercana al 100% y muy probablemente
escasearán 8 de cada 10 productos básicos que necesitamos. Repito el escenario:
Ante esa Venezuela a punto de estallar, cansada, imaginemos que el día de las
elecciones gana la oposición, y sin embargo, el gobierno desconoce los
resultados de forma grosera. ¿Cuál será el discurso? ¿Qué nos esperemos al
revocatorio del 2016?
Tiene que haber algo más.
La necesidad de un discurso que además de
conectar con el ciudadano, también le garantice que cada voto cuenta y será
defendido ante las más adversas de las circunstancias, no puede ser
interpretado por la oposición como una pequeñez. No se trata de matarnos en las
calles, sino ser capaces de hacer respetar el cambio democrático que exigimos.
Venezuela atraviesa un proceso histórico complejo.
Y hoy, no sabemos si somos la historia de una sociedad dominada para satisfacer
de sus necesidades más básicas, o el ejemplo de un pueblo que luchó por su
libertad y la obtuvo…porque la defendió.