lunes, 25 de mayo de 2015

UNIDAD MONOLÍTICA

Ya son 7 años en Miraflores. La Revolución de Octubre de aquél lejano 1945 se concretaba a través de El Nuevo Ideal Nacional. Había desarrollo económico y grandes obras construidas: la autopista Caracas-La Guaira, la avenida Bolívar, la Ciudad Universitaria, el Círculo Militar y el Hotel Humboldt son algunas de las bondades materiales de las que se ufana el militar andino. No había escollos ni civiles con ideas comunistas que impidieran el progreso. Todos estaban contentos: las Fuerzas Armadas, las trasnacionales petroleras, una clase media floreciente.

El agrado hacia la dictadura criolla trasciende las fronteras, al punto que el regordete personaje fue condecorado por el gobierno francés con la Gran Cruz de la Legión de Honor, y el gobierno estadounidense le impone la Legión del Mérito. Eso de la doctrina Betancourt, la democracia, la libertad de prensa, las torturas, los derechos humanos, toda esa verborrea académica e idealista ha quedado atrás.

http://www.iconosdevenezuela.com
La unidad existente entre el gobierno y las Fuerzas Armadas era monolítica, y la disidencia no representaba un riesgo latente. En el exterior fallecieron figuras prominentes como Valmore Rodríguez y Andrés Eloy Blanco.

Confiado, pues, en su obra de cemento y su férreo control sobre las Fuerzas Armadas, se somete a una consulta plebiscitaria. Las elecciones suceden el 4 de noviembre. Un gobierno tan compacto y eficiente no debería tener inconvenientes con esa formalidad. Así fue: no importó si el color de la papeleta era azul o roja, la victoria del progreso y el desarrollo estaba garantizada. Y así ocurrió.

Los hechos se precipitaron rápidamente. En diciembre, un mes y un poco más después de esa victoria incuestionable, el Arzobispo de Caracas critica fuertemente al gobierno; en enero del año siguiente se observan aviones volando sobre Miraflores; se alza Maracay, luego una huelga general, y para finales de ese mes, simplemente aquel sujeto confiado en su obra de gobierno, huía del país.

Dime de qué presumes...

Casi inmediatamente a lo señalado por el periódico Wall Street Journal, la mayoría de los órganos del Poder Público manifestaron su apoyo unánime a Diosdado Cabello. En ese mismo sentido, las Fuerzas Armadas también han jurado lealtad absoluta a este gobierno. La soberbia del poder los hace parecer invencibles, eternos.

La unidad monolítica que pregona el gobierno con los Poderes Públicos es una farsa, hay mucho descontento social y la comunidad internacional está muy pendiente de lo que sucede en Venezuela.
Los mismos verde oliva que cometen atrocidades y que hoy juran lealtad a un régimen abiertamente antidemocrático, son los mismos que huirán de madrugada o negociarán sus años de encarcelamiento.

lunes, 18 de mayo de 2015


EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA
Hace días leí un artículo en internet (http://lavenezuelainmortal.com.ve) que conmemoraba el natalicio del ex dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez. El autor de ese artículo resaltó los méritos militares de Pérez Jiménez, su irrupción en el año 1945, los motivos que lo llevaron a dar el golpe de Estado en 1948, y la gran cantidad de obras inauguró durante su gobierno. Con intención o no, el autor de ese reportaje escribió una oda del ex militar andino; supongo que las desapariciones, torturas, represión y ajusticiamientos de los que fue responsable Pérez Jiménez no forman parte del homenaje a su natalicio.  
Pero lo más asombroso no fue el artículo propiamente, sino los comentarios que se derivaron de él: cerca de 200 o 300 comentarios, y todos ellos coincidían en resaltar a Pérez Jiménez no un como dictador, sino como el responsable de la modernización en Venezuela, sin hacer mayor consideración sobre su política de torturas y represión a la disidencia, por ejemplo. Sólo pude leer dos o tres comentarios en contra de Pérez Jiménez, los cuales eran refutados por los mismos foristas con el argumento de “los cuarenta años de democracia también reprimieron y mataron”.
Fuente: http://www.elquintopoder.cl/wp-content/uploads/2013/07/democracia.jpg
No hubo democracia, ni libre pensamiento de las ideas, ni universidades, ni desarrollo científico, ni obras de infraestructura; no hubo movilidad social, ni desarrollo económico, ni viviendas construidas. La democracia venezolana, cuando existió, fue eso: la nada, lo malo.
Los párrafos anteriores resultan bastante ilustrativos a los efectos resaltar la influencia de la democracia –con todas sus imperfecciones- en nuestra idiosincrasia. Necesitamos volver recordar que cuando tuvimos democracia, por muy breve que haya sido, logramos importantes avances económicos y sociales, y nuestras instituciones públicas funcionaron correctamente. No todo fue malo.
Hubo mucho progreso cuando hicimos las cosas bien.
Son muchas las causas, pero en algún momento fallamos. No fallaron los partidos, fallamos todos como sociedad.
Y hoy estamos urgidos de democracia, clamamos por ella.
Estamos urgentes de democracia porque nuestra idiosincrasia trae en sus espaldas la herencia histórica del populismo, la corrupción administrativa y la debilidad de nuestras instituciones, y mientras el tiempo transcurre, cada vez se hace más remoto los días en que el desarrollo económico y social en Venezuela estuvo cimentado en el respeto a las libertades individuales; y por el contrario, cada vez se hace más presente en nosotros el convencimiento de no poder lograr cambios pacíficos y civilizados, o la necesidad de un golpe militar que acabe con esto.
Al autor de ese artículo le puedo afirmar que el gobierno de Marco Pérez Jiménez fue mucho más allá de sus obras de infraestructura. Hubo mucho concreto, sí, pero no era una sociedad libre. Y no hay nada atrasado que una sociedad reprimida y sin libertad.  Como la nuestra.

miércoles, 6 de mayo de 2015

1.899.910 VENEZOLANOS
Meses atrás me encontré con un amigo para tomarnos unos tragos. Teníamos casi un año sin vernos. El verdadero motivo del encuentro era para despedirse: me comentaba que la intención era estudiar en Europa y quedarse allá mientras la situación en Venezuela mejora. Por esos días, era noticia la muerte de un adolescente por parte de un Policía Nacional que contaba con 24 o 25 años. Días más tarde, los medios de comunicación reseñaban el hallazgo de dos jóvenes maniatados en Catia, vistos por última vez en Altamira.
Según información aportada por El Universal, 1.899.910 es la cantidad de venezolanos menores de 25 años que no se encuentran inscritos en el Registro Electoral (http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/150428/1899910-menores-de-25-anos-sin-inscribirse-en-re). Esta cifra se inserta en un país sumamente desesperanzador para los más jóvenes.
De acuerdo con la organización no gubernamental COFAVIC, de la totalidad de venezolanos fallecidos por causas violentas en el 2014, 68% son jóvenes  menores de 25 años, es decir: 17.000 venezolanos. Al panorama de inseguridad se suma el desempleo juvenil, el cual, de acuerdo con Instituto Nacional de Estadísticas representa el 30% de la población total inactiva  de Venezuela, es decir,  2.476.233 venezolanos.
 http://notifalcon.com/v2/wp-content/uploads/2013/06/juventud.jpg
Es cada vez mayor la cifra de jóvenes venezolanos que no logran satisfacer  aspiraciones lógicas como ir a la universidad, obtener un buen empleo o comprarse un carro. Son venezolanos que crecen en medio de la demagogia política y sin noción alguna del valor de la democracia; jóvenes venezolanos  ya casi sin futuro, cada vez con menos aspiraciones.
Jóvenes y elecciones
Pero volvamos a ese número: 1.899.910 venezolanos.
Es inevitable que en medio de esta crisis social y económica no estemos angustiados por nuestro futuro. Incluso, ha dejado de ser relevante si  quien se va o se queda es más o menos valiente. El reto es otro.
Por un lado, quienes ejercen el liderazgo político en la oposición deben analizar a la juventud venezolana para ofrecerle un  proyecto social y político más allá de lo electoral. La oposición no puede controlar que los jóvenes tomen la legítima decisión de irse o quedarse, en cambio, sí pueden  brindar un liderazgo renovado y creíble que nos devuelva la esperanza; un discurso empoderador sobre la importancia del voto y su defensa; o propuestas en materia de empleo juvenil, por ejemplo. Los jóvenes no esperamos que los voceros de la oposición tengan 23 años, pero tampoco genera confianza la imagen de quien se postula a Gobernador, Alcalde y Diputado una y otra vez.
Por el otro lado, nosotros, los jóvenes, aun cuando no todos nacimos para  involucrarnos en lo público, Venezuela nos ha hecho entender que para tener  el futuro que aspiramos, debemos asumir y preocuparnos por lo público. Vendrán tiempos muy duros y las elecciones parlamentarias no es  responsabilidad exclusiva de la oposición partidista. En la MUD existen jóvenes que han reivindicado el valor de la política más allá de la adversidad que atravesamos como generación, y eso también es admirable. En fin, no nos  creamos exentos de responsabilidades por no militar en un partido político.

1.899.910 venezolanos: Por nosotros y  nuestro país hagamos que esa cifra no exista  para finales de año.