sábado, 22 de febrero de 2014

¡PROTESTA CON PROPUESTA!

Son muchos los motivos que nos obligan a salir para la calle. Inseguridad, inflación, desabastecimiento, corrupción, estudiantes detenidos, violaciones de derechos humanos, hastío. Pero lamentablemente no hemos sido capaces de amalgamarlas en un discurso coherente. Ahí radica el asombroso drama de la oposición. Y al carecer de un discurso, se pierde conexión social.

Hace falta, pues, que la protesta se nutra de contenido social, tenga un fin, sea reivindicativa.
No podemos sentirnos orgullosos de ir a la calle y quemar cauchos, causar daños a locales y recibir bombas lacrimógenas. E incluso, si de protesta pacífica se trata, no puede causarnos alegría que nuestras marchas sean típicamente clase media y con consignas dispersas que en ocasiones rayan en lo banal y fatuo.
Los párrafos anteriores solo persiguen ser una crítica constructiva frente a los hechos de violencia que han sucedido en las últimas semanas. Hay que dejar a un lado la visceralidad irracional que nos ha caracterizado como sociedad, y asumir de ahora en adelante, a la protesta como medio para unir a ese país que pareciera estar dividido en dos grandes toletes, no obstante padecer los mismos problemas.

Es por eso, un grupo de jóvenes hemos decidir rescatar el valor de la protesta como instrumento de lucha democrática, pero entendiéndola con objetivos claros y precisos. Se trata de reivindicar a la protesta como vehículo para rescatar el valor de las instituciones en el país, denunciar la corrupción, exigir más seguridad, repudiar la división social, clamar por más justicia.

Para ello, existen más de cien métodos de lucha no violenta que nos permiten ofrecer mensajes con contenido social a ese “otro gran país”. Mítines, concentraciones, panfleteos, pancartas, boicots, no cooperación, mensajes simbólicos, grafitis. Si a estos métodos de lucha los  empleamos en un país donde existen tantas carencias y descontento, los resultados pudieran ser asombrosos.

Yo no fui líder estudiantil, pero sí fue parte de esa generación jóvenes que en el 2.007 para luchar contra la reforma constitucional fue a los barrios, al metro, a las colas, a las busetas, en fin, hicimos y fuimos a donde fue necesario, con los más diversos métodos para impedir que la propuesta de reforma constitucional se aprobara…y lo logramos.  Realmente es absurdo reducirnos a quemar cauchos en Altamira y trancar la autopista Prados del Este si esas acciones no las complementamos con un discurso llano y socialmente incluyente; es como si escupiéramos para arriba.

En este momento hay fallecidos y centenares de heridos. El país requiere mucha racionalidad con las protestas, y frente a las restricciones que ha impuesto este gobierno, se hace necesario ser creativos y hacer de la protesta un mecanismo esperanzador para los cambios sociales.
¡Protesta con propuesta!

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Jaime Eduardo Merrick.

@jaimemerrick